Resulta difícil escoger una película insignia de Martin Scorsese, de entre toda su galería de obras maestras. Sin embargo, para muchos, ese puesto tendría que ser para Goodfellas de manera indiscutible. Aunque, como todas las afirmaciones, esto es debatible, la cinta que ahora cumple 30 años tiene bastantes méritos que hablan por sí solos.
Goodfellas (Buenos Muchachos) es una película norteamericana, dirigida por Martin Scorsese, basada en el libro Wiseguy de Nicholas Pileggi, estelarizada por Ray Liotta, Robert DeNiro, Joe Pesci, Lorraine Braco y Paul Sorvino. La cinta cuenta la historia verdadera de Henry Hill, un hombre de Brooklyn, mitad escocés, mitad siciliano, quien fue adoptado por los gángsters del vecindario a una corta edad y ahora escala rangos en una familia mafiosa, bajo la tutela de Jimmy Conway.
A mediados de los 80, Scorsese no estaba seguro de querer hacer otra película sobre mafias, pero después de leer el libro de Pileggi, quedó absolutamente enganchado; debía ser su próxima película. No obstante, cuando se reunió el dinero de The Last Temptation of Christ (1988), decidió aplazar la adaptación de Wiseguy.
Parece algo completamente lógico que el director neoyorquino se sintiera casi obligado a adaptar la obra de Nicholas Pileggi, pues la describió como la más honesta y más fiel representación de los gángsters que haya leído. ¿Quién mejor que el director de Mean Streets (1973), y Taxi Driver (1976) para llevar a la gran pantalla dicha historia?
El director parece tener un talento único para retratar la urbanidad; cómo se ve, cómo suena, cómo se siente y hasta cómo huele. Las calles en las películas de Scorsese siempre se sienten reales, se sienten traicioneras pero al mismo tiempo se sienten como casa. Este talento tal vez encontró su pico en Buenos Muchachos. La historia metropolitana se vio beneficiada por la habilidad del cineasta.
Los diálogos tan peculiares que escuchamos en la película, así como los 300 “fucks” usados en todo el largometraje, requerían a actores del mejor calibre, por suerte el proyecto contó con Ray Liotta, Robert DeNiro y Joe Pesci, tres fuerzas imparables que hipnotizan la mirada de cualquier espectador. En las manos de esta trinidad, el guión escrito por Pileggi y Scorsese cobró vida y obtuvo colores completamente diferentes, pues la improvisación fue la moneda de cambio durante el rodaje.
Aún con sus 146 minutos de duración, la cinta es un constante frenesí, pues según su realizador, siempre quiso que el inicio de la película debía ser como un disparo, y sólo ir más rápido a partir de ahí, casi como un tráiler de dos hora y media. Esto con el objetivo de dar a entender la emoción del estilo de vida de estos personajes, así el público podría entender porqué es tan atractiva para los mafiosos.
No obstante de lo antes mencionado y su narrativa en zig-zag, Goodfellas entrega un mensaje perfectamente redondo y claro. El filme nos presenta a un personaje que toda la vida aspiró ser un criminal, idolatraba ese estilo de vida, dio todo por ese estilo de vida, por “ser alguien”. Pero después de que todo fue dicho y hecho, Henry Hill termina sin nada, en medio de la nada, siendo un don nadie, siendo uno de los pocos que “tuvieron suerte”.