Taika Waititi regresa a la pantalla grande con su más reciente cinta Jojo Rabbit, película que se coronó en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) con el Premio de Elección Popular y que la noche de ayer tuvo en México una función especial previa a su estreno (24 de enero), gracias al Festival Internacional de Cine Judío en México (FICJ).
La cinta es una tierna sátira que explora temas como la inocencia, la solidaridad, la amistad y la soledad en medio del nazismo. Jojo Rabbit se arriesga al abordar la ideología nacionalsocialista desde la comedia, pero sale victoriosa al dejar una sonrisa a su audiencia con un claro y conmovedor mensaje.
Si bien en la filmografía de Waititi no parecía tan prometedora, lo que logra en esta película es un perfeccionamiento de su comedia al que le sumó destellos del estilo de Wes Anderson, con un sutil pero perceptible toque de Chaplin, todo en un ritmo ideal que acompaña a Jojo en su descubrimiento del mundo y de él mismo.
En las actuaciones, destaca la propia participación de Waititi en el papel de Hitler mientras que Scarlett Johansson se mantiene a la altura para dar uno de sus mejores trabajos. Por su parte, Sam Rockwell logra una interpretación in crescendo, para hacer que sus últimos minutos en pantalla realcen la importancia del personaje. Pero, es el debut de Roman Griffin Davis el que se lleva nuestros corazones, no podría imaginar un mejor Jojo.
El ingenio en la construcción de los personajes, sus miedos, debilidades y aspiraciones hacen a Jojo Rabbit una cinta humana; pese a su tono de sátira, es fácil relacionarse con el protagonista, su madre y con quienes lo rodean. La empatía surge casi de inmediato, se nos olvida la ficción para sentir que estamos frente a una narración del pasado de un amigo, una infancia de ausencias, pérdidas y anhelos.
Taika Waititi podrá no ganar en la próxima edición de los Oscar y no será por la falta de talento ni por carecer de la calidad necesaria para llevarse la presea, pero Jojo Rabbit compite con grandes nombres y aunque merece ganar al menos tres de sus seis nominaciones, probablemente se quedará con dos; aún así, estoy segura que es una de esas películas que se quedan en el corazón, ése es el mejor de los premios, al menos para los cinéfilos.